El cannabidiol (CBD) ha llamado la atención entre los científicos y médicos en años recientes. Cómo ejerce el CBD su impacto terapéutico a nivel molecular aún está siendo analizado. Estas son algunas de las maneras en que el CBD confiere sus efectos terapéuticos.
El cannabidiol (CBD), componente no psicoactivo de la planta de marihuana, ha generado un interés significativo entre científicos y médicos en los últimos años, pero la forma en que el CBD ejerce su impacto terapéutico en un nivel molecular sigue siendo un tema de investigación para los científicos. El cannabidiol es un fármaco pleiotrópico en el sentido en que produce muchos efectos a través de múltiples vías moleculares.
Aunque el CBD tiene poca afinidad de unión para cualquiera de los dos receptores cannabinoides (CB1 y CB2), el CBD activa varios receptores no canabinoides y canales iónicos. También actúa a través de varios canales independientes de receptores -por ejemplo, retrasando la “recaptación” de neurotransmisores endógenos (tales como la anandamida y la adenosina) y aumentando o inhibiendo la acción de unión de ciertos receptores acoplados a proteínas tipo G.
Estas son algunas de las formas en que el CBD confiere sus múltiples efectos terapéuticos.
Receptor de serotonina
Jose Alexandre Crippa y sus colegas de la Universidad de Sao Paulo en Brasil y el King’s College de Londres han llevado a cabo una investigación pionera sobre el CBD y los correlatos neurales de la ansiedad. A altas concentraciones, el CBD activa directamente el receptor de serotonina 5-HT1A (hidroxitriptamina), confiriendo de este modo un efecto antidepresivo. Este receptor acoplado a proteína tipo G está implicado en una serie de procesos biológicos y neurológicos, incluyendo (pero no limitado a) ansiedad, adicción, apetito, sueño, percepción del dolor, náuseas y vómitos.
El 5-HT1A es un miembro de la familia de receptores 5-HT, que son activados por el neurotransmisor serotonina. Encontrados tanto en el sistema nervioso central como en el periférico, los receptores 5-HT desencadenan varias cascadas intracelulares de mensajes químicos para producir una respuesta excitatoria o inhibitoria, dependiendo del contexto químico del mensaje.
El CBDA [ácido cannabidiólico], la versión cruda no calentada del CBD que está presente en la planta de Cannabis, también tiene una fuerte afinidad por el receptor 5-HT1A (aún más que el CBD). Ambos CBD y CBDA desencadenan una respuesta inhibitoria que ralentiza la señalización 5-HT1A. En comparación, el LSD, la mezcalina, los hongos mágicos y varios otros fármacos alucinógenos activan el receptor 5-HT2A, que produce una respuesta excitatoria.
Receptores Vanilloides
El CBD interactúa directamente con varios canales iónicos para conferir un efecto terapéutico. El CBD, por ejemplo, se une a los receptores TRPV1, que también funcionan como canales iónicos. El TRPV1 es conocido por mediar la percepción del dolor, la inflamación y la temperatura corporal.
TRPV es la abreviatura técnica de “Transient Receptor Potential Cation Channel Subfamily V” (Receptor de potencial transitorio de canales iónicos de la subfamilia V). El TRPV1 es una de varias decenas de receptores TRP, variantes o subfamilias del receptor que median los efectos de una amplia gama de hierbas medicinales.
Los científicos también se refieren a TRPV1 como un “receptor vanilloide”, llamado así por su sabor a vainilla. La vainilla contiene eugenol, un aceite esencial que tiene propiedades antisépticas y analgésicas; También ayuda a desatascar los vasos sanguíneos. Históricamente, la vainilla se ha utilizado como una cura popular para dolores de cabeza.
El CBD es un “agonista” del TRPV1 o estimulante. Esta es probablemente una de las razones por las que el Cannabis rico en CBD es un tratamiento eficaz para el dolor neuropático. La Capsaicina, el compuesto picante en los chiles – activa el receptor TRVP1. La anandamida, el cannabinoide endógeno, es también un agonista de TRPV1.
GPR55 – receptor huérfano
Mientras que el cannabidiol activa directamente el receptor de serotonina 5-HT1A y varios canales iónicos de TRPV, algunos estudios indican que el CBD funciona como antagonista que bloquea o desactiva otro receptor acoplado a proteína G conocido como GPR55.
El GPR55 ha sido bautizado como un “receptor huérfano” porque los científicos todavía no están seguros si pertenece a una familia más grande de receptores. GPR55 se expresa ampliamente en el cerebro, especialmente en el cerebelo. Está implicado en la modulación de la presión sanguínea y la densidad ósea, entre otros procesos fisiológicos.
El GPR55 promueve la función de los osteoclastos, lo que facilita la reabsorción ósea. La señalización del receptor GPR55 hiperactivo se asocia con osteoporosis.
El GPR55, cuando se activa, también promueve la proliferación de células cancerosas, de acuerdo con el estudio de 2010 por investigadores de la Academia China de Ciencias en Shanghai. Este receptor se expresa en varios tipos de cáncer.
El CBD es un antagonista de GPR55, como la científica de la Universidad de Aberdeen Ruth Ross reveló en la conferencia de 2010 de la Sociedad Internacional de Investigación de Cannabinoides en Lund, Suecia. Al bloquear la señalización de GPR55, el CBD puede actuar para disminuir tanto la reabsorción ósea como la proliferación de células cancerosas.
PPARs – receptor nuclear
El CBD también ejerce un efecto anticancerígeno mediante la activación de PPAR [receptores activados por proliferador de peroxisoma] que están situados en la superficie del núcleo de la célula. La activación del receptor conocido como PPAR-gamma tiene un efecto antiproliferativo, así como una capacidad para inducir la regresión del tumor en líneas celulares de cáncer de pulmón humano. La activación de PPAR-gamma degrada la placa beta-amiloide, una molécula clave ligada al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Esta es una de las razones por las que el cannabidiol, un agonista de PPAR-gamma, puede ser un remedio útil para los pacientes de Alzheimer.
Los receptores PPAR también regulan los genes que están involucrados en la homeostasis energética, absorción de lípidos, sensibilidad a la insulina y otras funciones metabólicas. Los diabéticos, en consecuencia, pueden beneficiarse de un régimen de tratamiento rico en CBD.
CBD como inhibidor de la recaptación
¿Cómo el CBD, un compuesto exógeno de la planta de Cannabis, consigue entrar en una célula humana para unirse a un receptor nuclear? En primer lugar, tiene que pasar a través de la membrana celular enganchándose al viaje con una proteína de unión a ácidos grasos (FABP), que sirven como chaperones de varias moléculas de lípidos hasta el interior de la célula. Estas moléculas de transporte intracelulares también acompañan al tetrahidrocannabinol (THC) y las propias moléculas del tipo marihuana del cerebro, los endocannabinoides anandamida y 2AG, a través de la membrana a varios objetivos dentro de la célula. El CBD y el THC modulan receptores en la superficie de la mitocondria y el núcleo.
Resulta que el cannabidiol tiene una fuerte afinidad por tres tipos de FABPs, y el CBD compite con nuestros endocannabinoides, que son ácidos grasos, por las mismas moléculas de transporte. Una vez que se encuentra dentro de la célula, la anandamida es desintegrada por la FAAH, una enzima metabólica, como parte de su ciclo de vida molecular natural. Pero el CBD interfiere con este proceso al reducir el acceso de anandamida a las moléculas de transporte FABP y retrasar el paso endocannabinoide hasta el interior de la célula.
Según un equipo de científicos de la Universidad de Stony Brook, el CBD funciona como un inhibidor de recaptación y descomposición de anandamida, aumentando así los niveles de endocannabinoides en las sinapsis del cerebro. La mejora del tono endocannabinode a través de la inhibición de la recaptación puede ser un mecanismo clave por el cual el CBD confiere efectos neuroprotectores contra las convulsiones, así como muchos otros beneficios para la salud.
Los efectos anti-inflamatorios y anti-ansiolíticos del CBD son en parte atribuibles a su inhibición de la recaptación de adenosina. Al retrasar la recaptación de este neurotransmisor, el CBD aumenta los niveles de adenosina en el cerebro, lo que aumenta la actividad de los receptores de adenosina. Los receptores de adenosina A1A y A2A juegan un papel importante en la función cardiovascular, regulando el consumo de oxígeno miocárdico y el flujo sanguíneo coronario. Estos receptores tienen amplios efectos anti-inflamatorios en todo el cuerpo.
El CBD como modulador alostérico
El CBD también funciona como un modulador de receptor alostérico, lo que significa que puede mejorar o inhibir la forma en que un receptor transmite una señal cambiando la forma del receptor. Científicos australianos informan que el CBD actúa como un “modulador alostérico positivo” del receptor GABA-A. En otras palabras, el CBD interactúa con el receptor GABA-A de una manera que mejora la afinidad de unión del receptor para su agonista endógeno principal, ácido gamma-aminobutírico (GABA), que es el principal neurotransmisor inhibitorio en el sistema nervioso central de los mamíferos. Los efectos sedantes del Valium y otras benzodiacepinas están mediados por la transmisión del receptor GABA. El CBD reduce la ansiedad cambiando la forma del receptor GABA-A de una manera que amplifica el efecto calmante natural del GABA.
Científicos canadienses han identificado el CBD como un “modulador alostérico negativo” del receptor cannabinoide CB1, que se concentra en el cerebro y el sistema nervioso central. Aunque el cannabidiol no se une al receptor CB1 directamente como el THC, el CBD interactúa alostéricamente con el CB1 y cambia la forma del receptor de una manera que debilita la capacidad del CB1 para unirse con THC.
Como modulador alostérico negativo del receptor CB1, el CBD disminuye el umbral de psicoactividad del THC, por lo que la gente no siente “eleve” cuando usa Cannabis rico en CBD en comparación con el consumo de medicina dominante en THC. Un producto rico en CBD con poco THC puede brindar beneficios terapéuticos sin tener un efecto eufórico o disfórico.