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Cuando el pionero de la energía solar John Schaeffer vendió el primer panel fotovoltaico a un cliente estadounidense en el condado de Mendocino en 1978, no se imaginó que había dado un golpe decisivo en la guerra contra las drogas. Era un tiempo prometedor para Schaeffer para lanzar su negocio, Real Goods eco-store en Willits, California, que se especializaba en equipamiento para energía solar, fertilizantes orgánicos, sistemas de irrigación y herramientas para una vida sostenible (antes de que “sostenible” se convirtiera en un eslogan). A finales de los 70’s, los agricultores de Mendocino en número creciente se volcaron a la Marihuana para obtener ingresos adicionales, y la tecnología solar proporcionada por Real Goods les permitió a los cultivadores de Cannabis y sus familias vivir fuera de la red eléctrica en áreas rurales remotas mientras levantan un lucrativo aunque ilegal, cultivo de dinero.

“El Cannabis era lo novedoso” explicó Schaeffer. “La energía solar ha facilitado la emergencia de una industria de Cannabis indígena en el Norte de California. Y los cultivadores de Cannabis, en cambio, apoyaron el novedoso movimiento de la energía solar… Fue una simbiosis fructífera.”

En aquel entonces la tecnología solar era nueva y costosa. Inicialmente, recuerda Schaeffer, “vendíamos paneles pequeños, de nueve watt por $900 –Eso es $100 por watt [como referencia hoy, los paneles solares salen a un dólar por watt, el precio ha caído un 99%.] ¿Quién podía pagar un panel de $900 que podría cargar una batería para encender luces, un televisor, un sistema de sonido para música? Bien, los cultivadores de Marihuana eran las únicas personas que podían financiarlo.

En unos pocos años, la región conocida como el Triángulo Esmeralda –que comprende los condados de Mendocino, Humboldt y Trinity—se convertiría en la despensa agrícola de Cannabis en Estados Unidos, el corazón del cultivo doméstico de Marihuana. Localizado a dos horas al Norte de San Francisco, este exuberante rincón de 10.000 millas cuadradas poblado por secoyas y ríos rugientes fue el hogar de un grupo clandestino de agricultores ferozmente independientes quienes se especializaron en cultivar Cannabis. Estos cultivadores de ganja guerrilla* lograron transformar el concepto de “cultivado en casa” –anteriormente despectivo para hacer referencia a hierba de baja calidad—en una de las mejores hierbas, más caras y más buscadas del mundo.

Regreso a la tierra

John Schaffer se mudó al condado de Mendocino poco después de graduarse de Berkley en 1971, lleno de idealismo de “irse al campo” y vivir de la tierra con jóvenes refugiados de la ciudad que compartieran sus ideas. El movimiento de regreso a la naturaleza estaba en marcha y Schaffer se unió a una de las muchas comunas hippies que estaban brotando en el área. “todos queríamos venir a los bosques para aprender acerca de lo que realmente se trata la vida. Experimentamos con toda clase de cosas desde cultivar nuestra comida hasta construir nuestras primeras casas, nuestros primeros sistemas de agua, experimentando lo que era vivir en comunidad”.

Mientras la familia intencional de Schaeffer estaba aprendiendo acerca de la vida sin el confort, los horticultores bandidos del Triángulo Esmeralda estaban redescubriendo y resucitando una antigua tradición de cultivar Cannabis potente libre de semillas, conocido como sinsemilla. Esta práctica implicaba identificar y erradicar todas las plantas masculinas para evitar que las femeninas fueran polinizadas, haciendo que las hembras frustradas sexualmente produjeran racimos florales más grandes y de resinas psicoactivas es un vano intento por atrapar un polen que nunca llegaría.

El cultivo doméstico, sinsemilla de alta potencia, fue instantáneamente un hit entre los fumadores de Marihuana de Estados Unidos cuando fue introducida a final de los 70’s. También fue una buena medicina para la economía local, gracias a los talentosos granjeros fuera del radar que transformaron la Marihuana en una de las más fenomenales historias de éxito en los anales de la horticultura moderna. Los agricultores del Triángulo Esmeralda podían vender sus cogollos de sinsemilla por $2000 la libra o más, una asombrosa cantidad de dinero comparada con cualquier otro tipo de cultivo. Negocios subsidiarios florecieron en este paraíso del Cannabis. Generosas donaciones de cultivadores anónimos financiaron departamentos de bomberos voluntarios, producciones teatrales comunitarias y mucho más.

La Marihuana hizo posible un renacimiento rural silencioso en el Norte de California, donde unos 30.000 cultivadores tomaron parte en el movimiento agrícola ilícito más grande la historia de Estados Unidos, un fenómeno que evolucionó de manera paralela al movimiento de la energía solar, que se originó en la misma región. Mientras el Cannabis clandestino proiliferaba en el Triángulo Esmeralda, Real Goods expandió y reubicó un “oasis de permacultura” de 12 acres en Hopland, un reducto cercano a Mendocino que también sirvió como cuartel del la organización sin ánimo de lucro Solar Living Institute, un escaparate de tecnologías verdes y centro educativo. “Nos llamamos a nosotros mismos la capital solar del mundo porque lo solar nació aquí” dijo Schaffer, quien notó las trayectorias sincrónicas del Cannabis y la energía solar: “los cultivadores de Marihuana estaban apoyando el movimiento solar, pero al mismo tiempo el movimiento solar los estaba apoyando a ellos porque los cultivadores no podían vivir desconectados más tiempo con keroseno y velas”.

Un país de origen

La DEA estaba tan preocupada por la escalada de cultivo domestico de Marihuana que designó al Norte de California como un “país de origen” para las drogas ilegales, como si el Estado Dorado fuera un país forastero. El gobierno federal procedió a dirigir las miras de sus armas a la floreciente industria de Cannabis del Triángulo Esmeralda, cambiando el territorio, una vez tranquilo, en una zona de combate, un campo de batalla clave para la recientemente militarizada guerra contra las drogas del Presidente Reagan.

A lo largo de los 80’s, narcos en uniformes camuflados no tuvieron consideración con los residentes del Triángulo Esmeralda, empuñando machetes y atravesando los cultivos de Marihuana, grandes y pequeños, bajo el auspicio de CAMP, la Campaña Contra la Plantación de la Marihuana financiada con fondos federales. Durante la temporada de cosecha, los oficiales de CAMP montaban guardia las 24 horas en retenes de los caminos del condado, mientras los helicópteros Huey vibraban sobre las casas y los escuadrones de erradicación de marihuana invadían la propiedad privada sin órdenes judiciales. Hubo una vez cuando California del Norte “se unió, operacionalmente, al tercer mundo”, como escribió Thomas Pynchon en Vineland, su novela ambientada en el primer cultivo de América de la región durante los años Reagan.

Pero la guerra contra las drogas, que Reagan dramáticamente escaló, ya estaba condenada cuando el presidente hizo de “Just say no” (Solo diga No) una prioridad de la aplicación de la ley. La emergencia de la Marihuana de alta calidad cultivada caseramente en el Triángulo Esmeralda probaría ser un punto de cambio en la guerra contra las drogas, inclinando irreversiblemente el balance a favor de una eventual legalización.

Tan pronto como Reagan envió sus pelotones, los riesgos para los agricultores de la Marihuana incrementaron y, consecuentemente, cambiaron y recibieron más por su producto. Cultivar Cannabis era simplemente muy rentable para abandonarlo –y una cantidad de personas lo estaban cultivando. Sin importar lo que hiciera el gobierno de los Estados Unidos, la Marihuana no se iría. “Una vez que el cultivo doméstico inició”, dijo Schaeffer, “no hubo como detenerlo”.

El advenimiento del Cannabis doméstico marcó el inicio del fin de la prohibición de la Marihuana.

En 1996, cuando los votantes de California aprobaron la Proposición 215, que legalizaba la Marihuana medicinal en el Estado Dorado, “se hizo claro,” en palabras de Schaeffer, “que el caballo estaba fuera del establo”. Los días de la prohibición estaban contados. Era solo un asunto de tiempo antes de que las realidades políticas se encontraran con el cambio cultural procannabis que ya estaba en camino. Lo que inició como una rebelión del regreso a la tierra en el Norte de California terminaría décadas después en la legalización de la Marihuana en muchos estados de los Estados Unidos.

Con California inclinada a la legalización del Cannabis para uso de adultos en el 2016, los esfuerzos de Schaeffer han dado un giro completo. Real Goods está patrocinando el lanzamiento de Emerald Pharms, el primer dispensario mundial de la Marihuana médica con energía solar, que abrirá el próximo mes en Hopland, California, la puerta de entrada del Triángulo Esmeralda.

*Ganja guerrilla: o marihuana guerrilla es el nombre dado a los cultivos que se hacen en zonas de bosque, baldías o no adaptadas para el uso agrícola.


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